sábado, 5 de septiembre de 2009

Resurgir de las cenizas como el Ave Fenix

No tengamos miedo a la muerte, nuestro Universo es Cíclico, muere y resurge, como el ave Fenix, resurge de las cenizas, nuestro planeta tierra tambien... ¿porque tener miedo a la muerte..? como decía el Dalai Lama Tenzin Gyatzo, en su libro "Conocete a tí mismo como realmente eres", debemos tomar consciencia de la falta de permanencia. Aprobechemos útilmente nuestro tiempo, estamos bajo la influencia de una ilusión de permanencia, de modo que siempre pensamos que nos queda mucho tiempo. Como consecuencia de esta creencia errónea, corremos el peligro de malgastar nuestra vida por postergar las cosas, lo cual representa un serio despilfarro si tenemos en cuenta que nuestra vida goza del tiempo y de las herramientas necesarias para realizar prácticas productivas. Para contrarrestar esta tendencia, es importante meditar sobre la falta de permanencia: primero sobre el hecho de que la muerte podría llegar en cualquier momento, y luego sobre la naturaleza sumamente transitoria de nuestras vidas.

Una de las principales razones de que aparezcan el deseo y el odio es que estamos demasiados apegados al rio de la vida. Tenemos la sensación de que este durará siempre, y esa actitud, nos llega a obsesionarnos con superficialidades: bienes materiales, y amigos y situaciones transitorios. Para superar esta ignorancia es preciso reflexionar sobre el hecho de que llegará un día en que ya no estáremos aquí.


El AVE FENIX

Es un ave mitológica que vivía en los desiertos de Arabia, su origen viene de los desiertos de Libia y Etiopía, su nombre proviene del griego «phoinix» que significa rojo. Se le consideró un animal fabuloso, una especie de semidiós. Su aspecto era parecido al de una garza, del tamaño de un águila, y tenía 2 largas plumas a modo de cresta. Para los egipcios era como el símbolo de la inmortalidad y dios protector de los muertos, debido a que tenia una estrecha relación con el renacimiento, decían que tenia un color rojo y plumas de oro, y en su honor le dedicaron un templo en Heliópolis que fue la ciudad sagrada del Fénix, donde volvía cada 500 años para morir y renacer ya que este es su principal papel, renacer y crearse a si mismo. Cuando al ave Fénix le llega la hora de su fin, construye un nido de sándalo y otras maderas y hierbas resinosas y perfumadas, en lo alto de una montaña. Posado sobre él nido, abriendo sus esplendorosas alas, la luz del sol consume ave y nido, mientras el Fénix canta su mas bella canción y todo queda convertido en perfumadas cenizas. Pero entre los restos del incendio aparece un huevo, que el calor del sol se encarga en empollar; y aquí que nuevamente nace le ave Fénix, brillante como la luz del sol y alimentado por ella. Entonces durante sus años de vida, el nuevo Fénix cuida el mundo y a sus criaturas.
Se creía que los Fénix que representaban el fuego ayudaban a los labradores que le pedían en épocas de frío que hiciera brillar el sol, para que así sus cosechas nacieran.